Sorprende la naturalidad con la que Alberto Núñez Feijóo declara que está ante su último tren. Ahí sentado en la butaca de escay blanco, a menudo acodado sobre las rodillas, dobla sus 61 años de cuerpo para tocarse el gemelo, como si quisiera estirarlo al modo de un futbolista a punto de saltar al campo (“calienta, Alberto, que sales”). Quizás es que la última sesión en el Senado ha sido más dura de lo esperado. De hecho, pide disculpas repetidamente por haber llegado tarde: “Se han votado un montón de enmiendas”. O, quizás, sencillamente, es que se encuentra a gusto confesándose al caer la noche ante las cámaras de Esquire TV.

"Creo que empieza el último cuarto del partido, en el que decides el final de tu historia. Sí, estoy al principio de mi último cuarto, pero ya he jugado tres..."

Feijóo, que por aquellos misterios de la vida pertenece a esa clase de políticos a los que los medios nos empeñamos en sustraerles el primer apellido, como a Zapatero, ha llegado arrastrando su propio trolley. Trae algunas propuestas de ropa para la sesión. Es de agradecer. Pero no pone reparos para ponerse en las sabias manos del director de moda de la revista, Jesús Cicero. Al fin y al cabo, esto consiste en tratar de ver al Feijóo (Núñez Feijóo) nunca visto, lejos de la imagen que ofrece habitualmente. Juzguen los lectores si lo hemos conseguido.

"Desde el punto de vista familiar ha sido duro. Tuvimos que meter a un niño en un coche un sábado para traerle a Madrid y que comenzara en un colegio nuevo un lunes. Me afectó verlo"
alberto núñez feijóo, en exclusiva en esquire
Luis de las Alas

Y ese último cuarto que ahora empiezas, ¿se te antoja el más duro? Arrastras muchas cosas contigo. Dejas la Galicia que te ha dado todo, te acompaña una familia allí arraigada...
Desde el punto de vista familiar ha sido duro. Fíjate que tuvimos que meter a un niño en un coche un sábado para traerle a Madrid y que comenzara en un colegio nuevo un lunes. Dejaba atrás a su edad todo: su ciudad, sus amigos, la plaza donde jugaba... me afectó verlo. Es algo que yo mismo viví porque a los nueve años me fui interno desde un pueblo de Ourense a León. Recuerdo perfectamente lo que era entrar en un colegio enorme, nuevo, donde te perdías por los pasillos, no sabías bien cómo ir a clase, cómo ir al comedor o volver al dormitorio. Ha tenido que ser duro para él. Como tampoco es fácil decirle a su madre que en cuestión de días lo dejamos todo para ir a Madrid. Pero, bueno, duro duro de verdad es meterse en un barco hacia Terranova y no volver a casa en seis meses.

¿Tardasteis mucho en adaptaros?
Las cosas llevan su tiempo, pero a pesar del impacto estoy convencido de que esto es una oportunidad. Estoy seguro de que mi hijo algún día lo entenderá. Su madre, Eva, ya conocía bien el cambio, ya estuvo trabajando en Madrid y sabe bien lo que es esto.

¿Cuánto de decisión personal hay en este cambio y cuánto de presión de las circunstancias? Alguien ha dicho que la situación era: “O Feijóo se hace cargo del partido o el PP se hunde”. ¿Has tomado la decisión de presidir el partido con plena libertad?
El PP es un partido fundado hace cuarenta años y pico, con la Constitución española. Ha nacido para defenderla, para aplicarla y para sentirse orgulloso de ella. Por tanto, el PP ha sido muchas cosas antes de Feijóo y lo será después de Feijóo. Es verdad que tuvimos una parada cardiaca y había que reanimar al enfermo, y eso lo hemos conseguido claramente. Hoy el PP es un cuerpo sano, con expectativas e ilusionado. ¿Me preguntas cuánto ha habido de personal en mi decisión y cuánto de compromiso? No te oculto que el compromiso ha pesado. Yo sucedí al frente de la Comunidad de Galicia al fundador del partido y ahora me toca presidir a nivel nacional el partido que él fundó. Tenía una obligación para esta institución que me dio la oportunidad de emprender un viaje nuevo a los 29 años sin pedirme nada a cambio. Sin afiliarme siquiera. Sí, no cabe duda que ha pesado mucho pensar que si el PP tiene un problema serio yo no voy a asumir la responsabilidad de no haber hecho nada.

"Creo en el destino. Cuando este es fuerte, cuando llama más de una vez a tu puerta, hay que abrir"
alberto núñez feijóo, en exclusiva en esquire
Luis de las Alas

Es que parecería que las grandes decisiones de tu vida al final las han tomado las circunstancias más que tú. [El joven Alberto, recién licenciado en derecho, iba para juez. Pero la pérdida de empleo de su padre le obligó a cambiar de rumbo, sacar unas oposiciones y embarcarse en la política.] ¿Sientes que de verdad llevas las riendas de tu vida? ¿Crees en el destino?
Sí. Creo en el destino. Evidentemente, la persona puede luchar contra el guion del destino, pero cuando este es fuerte, cuando llama más de una vez a tu puerta, hay que abrir. Me pasó cuando asumí a los 29 años mi primer cargo político. Yo entonces no tenía intención de identificarme con ningún partido. Me lo ofrecieron una vez y dije que no. A la segunda acepté. La primera vez que el entonces ministro de Sanidad me llamó para venir a Madrid me negué. A la segunda dije que sí. Cuando volví a Galicia, al presidente Rajoy le costó más de un intento que aceptara presidir allí el partido. Tras la moción de censura de 2018 surge la posibilidad de dejar Galicia y también me resistí. En esta segunda oportunidad he aceptado. Mi vida ha sido una sucesión de llamadas a la puerta en dos ocasiones.

¿Cuánto ha cambiado tu vida y la de los tuyos este último viaje?
Yo estuve en Madrid desde 1996 hasta 2003, y he de reconocer que al principio no quería venirme y después no quería marcharme de aquí. Lo que más me ha afectado es el shock para mi hijo, de 5 años. Luego, es verdad que el mar se echa de menos. Allí llevaba 13 años de presidente y había ganado cuatro elecciones con cada vez mejores resultados. Ahora he pasado de eso a ser jefe de la oposición y pretender que me voten. Es cierto, el mar está lejos, el bosque está lejos, pero Madrid es una ciudad increíble y el chaval se forjará con más fortaleza, conocerá otro ambiente.

¿Y el ego no sufre? Del sillón de presidente al escaño de senador...
No, qué va. Es cierto que yo a Galicia le debo todo. Son las tierras altas a las que siempre has de volver. Pero jugar en el Bernabéu o torear en las Ventas...

"Soy muy de Sabina, de los Who, Supertramp, la Creedence... Desde ahí, de todo hasta C. Tangana"
alberto núñez feijóo, en exclusiva en esquire
Luis de las Alas

¿Cómo es Feijóo cuando no es político? En esos momentos de relax, por ejemplo, ¿eres más de vino, de cerveza...?
Está claro que la bebida perfecta es el agua. Pero una cerveza tostada sin alcohol no tiene ninguna contraindicación. El vino para cenar en casa con los amigos. Bebidas destiladas, pocas, salvo un gin-tonic de vez en cuando.

¿Más de jazz, de pop, de ópera...?
He escuchado todo tipo de música en mi vida. Y me he criado con gente que ya no está entre nosotros. Una de las peores noticias durante la pandemia fue la muerte de Luis Eduardo Aute. Un personaje que me ha acompañado toda mi vida es Leonard Cohen. Y luego soy muy de Sabina, de los Who, Supertramp, la Creedence... Desde ahí, de todo hasta C. Tangana.

¿Cine o serie de televisión?
Antes de venir a Madrid iba todos los domingos al cine. Ahora ya no puedo. He aterrizado en un aeropuerto de dos pistas a año y medio de mi examen final. Tengo que viajar dos o tres días por semana y trabajar tres de cada cuatro fines de semana. He abandonado algunas cosas, entre ellas el cine.

¿Por qué da la sensación de que la defensa de la cultura es más de izquierdas?
Hay clichés difíciles de desterrar. Por ejemplo, que a la derecha le interesa más la economía y a la izquierda el estado de bienestar. Yo me he dedicado a la gestión pública de la salud muchos años y sé que eso no es verdad. Simplemente, puede que tengamos diferentes criterios de cómo hay que gestionar la cultura o la salud. Lo menos progresista es tratar de vivir a cuenta de quienes aún no tienen derecho a voto. Dejarles una inmensa deuda que no pagará la generación de los que ahora gestionamos las cosas. Nunca ha sido progresista vivir a cuenta de los hijos. Aparte de eso, yo no creo en guerras culturales. La cultura es una expresión de libertad. Para mí la libertad individual es irrenunciable. La libertad se complementa con la igualdad. Pero por ese orden. Desde ese punto de vista, la cultura no es patrimonio de nadie más que de la expresión libre de cada creador. Ni de derechas ni de izquierdas.

Pero ¿no crees que es necesario plantear combates claros y valientes en el terreno de las ideas y de la cultura? ¿No crees que hay que dar la batalla cultural en algunos aspectos, como por otro lado te reclaman algunas grandes figuras de la derecha?
A la política se viene a mejorar las cosas. La política es reforma. España es un gran país. Es cierto que en este momento no está pasando una buena época, pero creo profundamente en él. Lo que tiene que haber en política es más gente dedicada a identificar y defender los intereses generales y menos a supuestas batallas ideológicas.

"Abortar es una decisión muy difícil. Y hemos de respetar a la gente que la toma. Pero también hay que ayudar a quien ha decidido no seguir ese camino"
alberto núñez feijóo, en exclusiva en esquire
Luis de las Alas

Insisto: sabes bien que en tu partido algunos sectores y algunos líderes reclaman ser más combativos en temas muy sensibles y que definen la posición de un político. Mucha gente está a la expectativa de ver qué va a traer Núñez Feijóo al PP en cuestiones como el aborto, los derechos LGTBI, la identidad de género... ¿Hay un nuevo líder del PP con ideas más moderadas al respecto que sus predecesores?, ¿vas a mantener la línea tradicional en esas cuestiones que tanto marcan el tono de una sociedad hoy?
Te contesto. Abortar es una decisión muy complicada, muy difícil. Y hemos de respetar a la gente que toma esa decisión. Y también hemos de ayudarla en el caso de que no quieran tomarla. Hemos de facilitar que si alguien tiene un problema, por ejemplo económico, que le ha empujado a decidir abortar, el problema deje de existir. El tema económico no puede ser nunca un factor desencadenante de esa decisión. Dicho eso, el posicionamiento más honesto ante la opción de abortar es el del respeto. Igualmente respeto que hay muchas formas de querer, de amar. Que un señor quiera a otro señor, una señora a otra señora hay que aceptarlo con naturalidad. Hay diferentes formas de amar, de convivir, de crear una familia. Solo desde el respeto se entiende por igual una familia numerosa, una monoparental o la soltería por convicción. Pero imponer las cosas, etiquetar a las personas, menospreciar lo que piensan, decidir qué está bien y qué está mal... Las etiquetas están bien para la ropa, no para los seres humanos.

Pero ese respeto que propones tiene que reflejarse en una serie de iniciativas políticas, leyes, propuestas que lo garanticen o sancionen. Y ahí es donde el Partido Popular suele recibir las peores críticas por su oposición a ciertas leyes. Acabáis de pedir la retirada del trámite parlamentario de la llamada Ley Trans, por ejemplo. ¿Por qué?
Entre otras cosas, porque, en mi opinión, pone en peligro los logros de la lucha feminista. Porque trivializa el ser mujer o ser hombre. Porque se facilita que un menor pueda someterse a una intervención quirúrgica en la mayoría de las veces irreversible sin ser asesorado de forma adecuada. Se trivializa el sexo y se trivializa la naturaleza humana. Creo que las feministas tienen razón. Esta ley no atiende a la causa histórica del feminismo. Además, es una ley impuesta por una minoría contra la mayoría.

¿Qué opinas de la cultura de la cancelación, de la idea de identificar y desterrar manifestaciones racistas, machistas, excluyentes en el arte, la literatura, el cine, incluso si se crearon en otras épocas? ¿Crees que debemos revisar la cultura pasada con los ojos del siglo XXI?
Mira, a mí censurar o juzgar no me gusta. Pero censurar con los ojos de hoy lo que ocurrió hace 30, 40, 100 años... aún menos. E intentar vivir y hacer política partidista con lo que hicieron nuestros abuelos hace 80 años, cuando algunos de los que hoy viven de esto no conocieron a sus abuelos, me parece éticamente muy reprochable. Pero por desgracia forma parte de nuestro día a día. El revisionismo permanente, la superioridad moral de algunos, la vuelta a las trincheras ideológicas, el gusto por levantar muros lingüísticos, afectivos... La política no está para dividir familias, compañeros de trabajo, amigos. El comportamiento cáustico de algunos movimientos solo se supera con conocimiento.

"Antes los políticos hablaban menos y escogían mejor el momento para decir algo. No estaban tan sometidos a la presión de tener muchos likes"
alberto núñez feijóo, en exclusiva en esquire
Luis de las Alas

Recientemente, Gay Talese declaró al diario ABC que “hoy no podría publicar la mitad de los trabajos que he escrito”. ¿Realmente el mundo es hoy menos tolerante o libre que en nuestra juventud?
Bueno, si te refieres al mundo de las redes, parece que sí. Las redes son el avance tecnológico más importante que nunca ha vivido la comunicación, pero provocan múltiples distorsiones. En la red puntúa el anonimato y se premian ideas que no aguantarían un minuto de razonamiento. Las redes en ocasiones provocan un ambiente que invita a la intransigencia. Una idea, un ensayo, un artículo creados en libertad pueden terminar con el linchamiento público de su autor. Yo creo que aquí subyace un problema de derecho. Los derechos a la intimidad, al honor no se han desarrollado plenamente en el nuevo escenario de las redes. Con la inteligencia artificial, el big data, la robótica nos enfrentamos a peligros que pueden afectar nuestra libertad y nuestra honorabilidad. Debemos regular estas cosas.

¿Dices que hace falta más regulación de las redes?
Hace falta clarificar quiénes son los autores de lo que hay detrás de las redes para poder proteger al individuo ante un ataque. Hoy no tienes derecho a defenderte de todo lo que se dice de ti porque no sabes quién está detrás. Mira, cuando una nación es capaz de influir en los resultados electorales de otra manejando bots en redes sociales, estamos ante un gran peligro. No consiste en crear una regulación para limitar los derechos, sino para protegerlos.

Lo cierto es que, guste más o menos, la audiencia a la que vais dirigidos, los futuros votantes, está en las redes. La última entrevista en una televisión nacional del presidente del Gobierno arrojó un 5% de audiencia. La única que tú has dado como presidente del Partido Popular no fue tampoco muy allá: un 4,4%. ¿No hay un divorcio entre los canales que la política elige para mandar sus mensajes y el público real?
Puede ser. O puede ser que antes los políticos hablaban menos, escogían mejor los momentos para decir algo, no estaban tan sometidos a la presión de tener más seguidores, más likes. Pero es que no estamos ante una crisis, estamos ante todo un cambio de época. Tardaremos en acomodarnos. Pero sea cual sea el canal, insisto en que la prioridad es proteger la libertad y acompañar los derechos también de obligaciones. Cuando la mentira vale más que una verdad, empieza la decadencia definitiva de una sociedad. Y quizás ya esté pasando.

Dime una virtud de Pedro Sánchez de la que tú carezcas.
¿Una virtud? Me cuesta. Voy a tener que pensar un rato porque quiero ser justo. Mira: yo sería incapaz de ir contra todos mis compañeros para lograr mis propios objetivos.

Te he pedido una virtud...
Es que eso es una virtud, ¿no? Yo reconozco que gracias a ella ha llegado a ser secretario general de su partido y presidente del Gobierno. Desde el punto de vista de los resultados, es una gran virtud. Si tu objetivo fundamental en la vida es ser presidente del Gobierno, a cualquier costa... yo reconozco que esa virtud no la tengo. Yo no sería capaz de haber provocado tres elecciones generales en mi país y haber abandonado a todos los que me acompañaron por el camino. Pero hay que reconocer el éxito de ese concejal de la oposición del Ayuntamiento de Madrid que se presenta a secretario general del PSOE, que gana contra pronóstico, que bloquea dos veces la sesión de investidura, que es despojado de la secretaría general, que se mete en su coche y vuelve a ser líder de su partido y sin ser diputado es presidente del Gobierno dejando atrás a un montón de gente que le apoyó... Chico, eso yo no sé hacerlo.

"Cuando veo a mi hijo, me veo a mí mismo. Es algo realmente trascendental. Tener un hijo es lo más importante que puede hacer una persona"
alberto núñez feijóo, en exclusiva en esquire
Luis de las Alas

Intuyo que si te pregunto por Isabel Díaz Ayuso sí te sale algo más parecido a una virtud real...
Isabel es una persona que tiene muy claras las cosas y las dice con mucho desparpajo. Ha sabido conectar con la inmensa mayoría de los ciudadanos de Madrid. Ha sido un descubrimiento, la política más importante de Madrid y una líder a nivel nacional.

¿Y la virtud que envidias de Pablo Casado?
Pablo es un gran parlamentario. Un gran orador. En eso es mejor que yo.

Es posible que a estas horas ya no te dé tiempo a ver a tu hijo despierto. ¿Cómo te ha cambiado, a tu edad, la paternidad?
Yo siempre quise tener un hijo porque creo que una persona que tiene la posibilidad de ser padre y no lo es se pierde algo indescriptible. Y la verdad es que ahora, cuando le veo, me veo a mí mismo. Una de las últimas canciones de Aute se titula El niño que miraba el mar. Narra cómo se ve reflejado en ese crío que está frente al océano. A mí me pasa lo mismo con mi hijo. Le veo y recuerdo cómo era yo a su edad, lo que pensaba, lo que sentía. Es algo realmente trascendental. Tener un hijo es lo más importante que puede hacer una persona. Tenerlo a los 55 años, en el último cuarto del partido, me ha hecho inmensamente feliz. Nada te llena más y nada te completa más. ¡Y además me obliga a ver dibujos animados, que es algo que no hacía desde la más tierna infancia! Él me da motivos para levantarme todos los días. Durante mucho tiempo mis motores eran tener que hacer esto o aquello, acudir al Parlamento, dar un discurso, aprobar tal presupuesto. Ahora mi primera preocupación por la mañana es: “¿Cómo está este?”. La primera pregunta que le hago a su madre es: “Oye, ¿cómo está?”. Cuando llega a casa del colegio y puedo verle, por desgracia no con tanta frecuencia, es lo mejor del día.

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Asistente de fotografía: Mileva Jevremovitch · Maquillaje: Noemí Gayoso · Asistente de Estilismo: Aline Patiño

Este reportaje aparece publicado en el número de noviembre de 2022 de la revista Esquire, a la venta en quioscos a partir del 24 de octubre.

alberto núñez feijóo, en portada de la revista esquire
LUIS DE LAS ALAS